Opinión

170424 Justicia

Primero comenzó la judicialización de la política. A partir de esto y con fuerte apoyo mediático, todos los "políticos” y sus resoluciones institucionales comenzaron a entrar en un cono de sombra y sospecha.

Un sector minúsculo pero importante del Poder Judicial –lugar donde la corrupción empresarial tiene sus más grandes y protegidos nidos-, confía en la alianza con la mafia mediática para realizar sus oscuras operaciones conjuntas.

Por Víctor Leopoldo Martínez

Lo que no midió este sector de la Justicia es hasta cuándo y hasta dónde puede contar con la fidelidad de tan peligroso aliado. La mafia mediática conducida por el  "Corleone argentino” –Magnetto-, con Clarín y su arsenal de medios en mano, tiene un solo y fiel aliado: su interminable codicia.

Así planteadas las cosas, la Nación, sus instituciones y todos los habitantes, de un tiempo a esta parte entramos en serio riesgo de caer -y hoy ya es tarde para no pensarnos futuras víctimas- en manos de una dictadura mediática mafiosa de facto.

La manipulación de la información está generando que todo ciudadano que pretenda ser actor político se vuelva "sospechoso” o comience a ser sospechado de algo que en principio es presentado periodísticamente como "peligroso”.

La palabra "corrupción” es manipulada por corruptores de "excelencia” –los grandes empresarios, y dentro de ellos la mafia mediática en particular- contra cualquier político, dirigente gremial, miembro de la Justicia o funcionario de carrera que no se avenga a sus dictados.

Es demasiado evidente que el resto de la Justicia hoy está jaqueada por ese poder mediático. La tarea "disciplinante” es llevada adelante de manera permanente.

Sobre este cuadro de situación, los medios monopolizados (hasta los medios del Estado están copados por sus sicarios) señalan, juzgan y sentencian públicamente con pruebas inventadas, falsificadas o sin ellas y que a fuerza de grandes anuncios o titulares demonizan a quien se les oponga. La sociedad domesticada y por reflejo condicionado compra basura.

Desapareció en gran parte de la población toda lectura crítica de la realidad. La dictadura mediática es hoy una realidad. No es difícil imaginar que hasta sus hoy ilusos "sirvientes y sicarios” con el tiempo terminarán siendo también víctimas.


Un poco de historia sobre poder económico

La única alianza que en la actualidad funciona en el país VIENE DE LEJOS y siempre estuvo entre los grandes grupos económicos, quienes juegan con la suerte de los argentinos atándola a la de sus intereses ya que «entre los bomberos que de la mano de Macri llegaron el 10 de diciembre de 2015 para apagar el supuesto "incendio”, no se van a pisar las mangueras de succión de riquezas».

Es importante detenerse en este último señalamiento porque se lo debe tomar de manera literal ya que por su simbolismo resulta muy ejemplificador.

Las cuestiones económicas "supuestamente nacionales”, desde 1930 a la fecha entraron en riesgo y fueron presentadas por "economistas” (locales y foráneos interesados en "negocios”) al servicio de grupos económicos e intereses sectoriales (oligárquicos), como comienzos de supuestos incendios "intencionales”. En realidad eran sus intereses los que se veían afectados.

Esos incendios –según ellos y como único argumento a lo largo del tiempo- eran provocados casualmente por gobiernos "populistas” (peronistas) que siempre intentaron "quemar” el país con demagógicas medidas económicas "heterodoxas”. Con fuerte apoyo mediático, hábilmente presentaban sus propios intereses como si fueran los "intereses nacionales”.

Pero ¿cuáles son esas medidas "incendiarias” y por qué atentaban y atentan contra la "ortodoxia” económica que ideológicamente es neoliberal? Pues aquí están:

1) Prestar atención a los sectores más desprotegidos con asistencia social por parte del Estado.
2) El "nefasto” fomento del desarrollo interno que podría traer consigo la peligrosa independencia económica, con tres ejes: a) Generación de fuentes de trabajo. b) Fortalecimiento del mercado interno a través del consumo. c) Mejor distribución de la riqueza a través de mejoras salariales.

Lo anterior, según estos señores, "incendia” el país y "achicharra la economía” (¿?).
Basta recordar que antes se valían de los golpes de Estado (desde 1930 hasta 1976).
Para nuestra oligarquía y los grupos económicos concentrados, la "saludable ortodoxia económica” es aquella que sus rentados economistas dibujan con números y cuadros estadísticos donde muestran las causas de ese "incendio”.

Esos "dibujos” siempre fueron creados para consumo de una "gilada compra buzones” que en este país, por ignorancia y deformación cultural mediática, abunda.

En dichos "dibujos” los "números no cierran”; pero no cierran para la desmedida codicia de los empresarios. Llegan al colmo de usar a los sectores más vulnerables de la sociedad señalándolos como los peores afectados a futuro por dichos "incendios”, al tiempo que a cambio de apoyo "electoral” les prometen "reactivación económica, pobreza cero e igualdad social”

. En los hechos luego se descubre que no son otra cosa que los ya conocidos y terribles ajustes económicos que afectan solamente y como históricamente quedó demostrado, a los más desprotegidos.

Dicho todo esto, hoy se valen de los "golpes mediáticamente blandos”.

Lógicamente los "bomberos” son casualmente sus propios "técnicos” (hoy calificados "equipo de lujo”), quienes –luego de presentar el "diagnóstico y evaluación de la situación”-, toman por asalto el Gobierno y la república para apagarlo con nafta.

En realidad recuperan el control de la economía para incrementar las ganancias de los más ricos al tiempo que apagan en gran parte de la población toda esperanza de un, aunque sea leve, mejoramiento en la calidad de vida; esa que suelen brindar los gobiernos "populistas” ("El barrendero tiene que morir como su padre, siendo barrendero” –militar de la libertadora de 1955-. "El pobre debe entender que vivió una fantasía porque eso no era su verdadera realidad” –Gabriela Michetti, vicepresidenta de la Nación de Macri -2016- ).

El aprovechamiento y manipulación de la información permitió al poder mediático la construcción de un relato elaborado de manera periodística que pintó y pinta a los políticos en funciones públicas como los corruptos que «mal usan los dineros del Estado (cuando no "los roban”)».

Con maestría, habilidad y por estar entre ellos, desplazan de la escena de la corrupción a los principales eslabones: los corruptores. Y los corruptores no son otros que los empresarios beneficiados -coima mediante- con el otorgamiento de gigantescas obras públicas, o la administración de empresas de servicios, todo logrado a través de "leoninos” contratos con el Estado.

A esto les suman operaciones financieras internacionales de endeudamiento para la concreción de "proyectos” y luego transferir sus "pasivos” (deudas) al Estado.

Una muy particular manera de interpretar la economía del "gran empresariado argentino”.

Según estos "señores”, el Estado no debe meterse en los negocios privados porque para eso está el mercado; ni pensar en nefastas estatizaciones de empresas porque no hay mejores administradores de las mismas que los "CEO” privados; pero una vez concretada la estafa y el saqueo de dichas empresas -"privatizadas vía mercado”-, y sacada las jugosas rentas del país rumbo a paraísos fiscales, sus pasivos (endeudamiento interno y externo) son entonces "estatizados” y su devolución "socializada”.

¡Fantástico! ¡Negocio redondo! Un Estado distribuyendo negocios entre grandes empresarios y financistas, para luego ese mismo Estado hacerse cargo de las deudas privadas es la "política económica ortodoxa” pregonada por los viejos y nuevos Macri.

El lastimoso detalle uno lo encuentra en ignorantes "perejiles medio pelo” que aplauden estas "políticas” como si entendieran algo.
 
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