MEDIDAS POSITIVAS… NECESIDAD DE RESPONSABILIDAD Y COMPROMISO

Los recientes anuncios de la Presidenta dejan mucha tela para cortar porque varios fueron los aspectos sustanciales que abordó en ese tono coloquial, didáctico y cordial que caracteriza sus últimos discursos.

Obviamente habló de economía y finanzas, y encuadró el tema en el particular momento que vive el mundo, ese mundo que ha cambiado, en un broche final al derrumbe de la falaz construcción neoliberal.


En ese marco se refirió a la pesca que, volcada casi en exclusividad a la exportación de su producción, es un sector extremadamente vulnerable a la situación de los mercados externos. Apoyo crediticio diverso, a tasas y condiciones fuertemente preferenciales y la seguridad de atención de las coyunturas según se presenten. Quejas más quejas menos, por insuficiencias o denuncias, según el lado, los peros no alcanzan a descalificar la impresión general de que las medidas anunciadas han de ayudar, que son positivas como titulamos la nota. Pero este aspecto es técnico, habría mucho para hablar y no es el caso hacerlo aquí.

Lo que si debemos rescatar, por su significación, son otros dos aspectos que surgieron del discurso: el primero referido al control de capturas: especies, tamaños, descartes, etc. Todos sabemos de la depredación, de la irresponsabilidad absoluta en el tratamiento del recurso y también de la corrupción de los controles. Que se respeten normas habrá de ayudar a la conservación del recurso; que no se produzca el descarte indiscriminado puede significar la aparición de materia prima para el funcionamiento de pequeñas industrias artesanales de gran agregado de valor e importante fuente de empleo.

La Presidenta tocó el tema corrupción con una sonrisa cuando, al describir el monitoreo a realizar por las cámaras inviolables a colocar a bordo, señaló que es difícil “influenciarlas”. Este aspecto, todavía técnico, ya comienza a transitar por la responsabilidad. Se refirió a ello cuando citó la frase de Perón: “Los hombres son buenos pero si se los controla son mejores…” Las cámaras han de facilitar la asunción de responsabilidades pero, como todo control, siempre ha de tener menores resultados que la responsabilidad de hacer las cosas bien que, cuan ingenuo o utópico pueda parecer, va a tener que empezar a ser considerado.

Como van a tener que considerar los señores Empresarios de la pesca el tercer aspecto que abordó la Presidenta: La rentabilidad de sus explotaciones.
Nadie, y menos que nadie un empresario, puede ser acusado de querer ganar el mayor dinero posible. Así está definido el sistema que adoptamos consensuadamente. Lógicamente ello debe ser en el marco de la ley, la razonabilidad económica (término difuso pero existente aún a nivel legal y jurídico) que implica el equilibrio necesario para que la suprarentabilidad de algunos de los sujetos no signifique la destrucción del todo. El capitalismo funciona si hay mercado, el mercado funciona si hay demanda y la demanda funciona si la riqueza está razonablemente distribuida entre todos los factores de la producción, sobretodo si las grandes mayorías pueden consumir.

La pesca es un buen ejemplo de lo que le pasó al país con la ola neoliberal. De aquel puerto próspero para todos, con muchas plantas medianas y chicas y solo algunas grandes; con muchos armadores ganando mucho, personal embarcado ganando mucho, fileteros ganando mucho, guincheros ganando mucho y todos los proveedores de todo ganando otro tanto, se pasó a una absoluta concentración de la propiedad del negocio pesquero, a las cooperativas truchas, a la pesca indiscriminada y destructiva del recurso, etc. etc.
Y, cuando todavía no había explotado la actual crisis, la combinación de un dólar mucho más alto que el necesario para competir en el mercado mundial, la sobreexplotación de la mano de obra a través del negreo y otras prácticas ilegales generaron tasas obscenas de rentabilidad si las enmarcamos en lo que rinde este tipo de explotaciones en cualquier lugar del mundo y lo que rinde cualquier negocio lícito en nuestro País (aún en los casos con tasas de utilidad elevadas). Desde nuestros medios, si el dinero de las utilidades acumuladas está afuera o anda por aquí nada se puede probar, si existen elevadas tasas de evasión nada se puede probar. Tenemos una impresión al respecto que mucha gente que esta cerca del tema comparte.
Hay formas indirectas de darse cuenta de que tipo de rentabilidades reales hablamos: no hay más que ver lo que vale el pescado en el mercado interno (los argentinos no comemos pescado, dijo, y tiene razón), pero cuando el kilo de pescado ─ aún el más abundante ─ que se recoge hecho y en poco tiempo, vale mucho más que la carne vacuna, los argentinos que podrían comer más pescado pocas posibilidades tienen de hacerlo.
Y vender el pescado en el mercado interno tiene, si no pensamos en llevarlo a La Quiaca, menores costos que exportarlo por lo que ofrece la posibilidad de venderlo más barato que lo que se vende afuera.
Ahora se ha producido el crack externo pero, ¿es ésta la principal razón por la cual el sector este presuntamente en crisis? No lo creemos. Alguna caída de precios internacio-nales se ha producido, pero no tan pronunciada como en otras commodities. Algunas dificultades de financiamiento externo existen pero no son definitorias en las condiciones económico financieras reales de los señores empresarios.

El problema mayor es la escasez del recurso y ello se puede y se debe ir remediando con políticas responsables y, paralelamente, con explotaciones imaginativas de especies alternativas, agregado de valor a la captura desminuida, etc. etc. El problema es que si se parte de la base que hay que seguir ganando lo que se ganaba y seguir dejando la utilidad en cualquier lugar en vez de reinvertir para adecuarse a los tiempos. Si se pretende este fin y se espera que el faltante lo ponga el estado (todos nosotros) y/o los obreros del pescado, entonces la responsabilidad que pidió la Presidenta y el paralelo compromiso no han de existir y los señores empresarios deberán hacerse cargo de sus conductas, que ya no serán tan comprensibles.