111110_El_Pacto
Las escenas del primer episodio de “El Pacto” muestran un cierto paralelismo con la realidad histórica sobre los orígenes de Papel Prensa. Para una mayor comprensión de esas coincidencias y similitudes es necesario conocer lo efectivamente sucedido. Las claves del primer capítulo: ¿por qué se enfurece tanto la abogada (Cecilia Roth) con el ex dueño del diario “La Expresión” (Federico Luppi) en las secuencias finales?

Aún cuando la nueva ficción “El Pacto” del canal América dice al comienzo que cualquier semejanza con la realidad es pura casualidad, esta nota parte de la hipótesis de que ningún acto de la imaginación es separable del contexto en que surgió. Menos aún cuando el contexto está marcado por las situaciones de terror y violencia que sufrió la sociedad argentina, y que aún arrastra, tal como lo devela la cantidad de procesos judiciales que continúan investigando los delitos cometidos en la última dictadura.

A partir de esta hipótesis, les brindaremos  una interpretación del episodio 1 desde los hechos que llevaron a la apropiación de Papel Prensa por Clarín y La Nación. La información referida surge de expedientes judiciales, la mayoría aún en trámite.

El capítulo inicial

Cristina Banegas, en el papel de Lidia, comienza el episodio anunciando que va a contar una historia de amor que fue truncada por el horror con el fin de desarmar “El Pacto”.

El relato se inicia con la abogada Lucía Córdova (Cecilia Roth) al frente de una clase de estudiantes universitarios en un Seminario sobre la Ley de Medios Audiovisuales donde se suscita un debate. A la salida, la espera José Gancedo (Federico Luppi) quien se presenta como el ex dueño del diario “La Expresión”. Gancedo le explica que fue desposeído por sus socios del diario y de uno de sus principales activos, las acciones de la única fábrica de pasta de celulosa para papel de diario, “Papel Integral”. Gancedo sabe que Córdova es una abogada experta en quiebras y le pide que investigue el expediente de la quiebra del diario “La Expresión” para recuperar lo que sus socios le robaron hace diez años. Y cuenta que le fraguaron una quiebra fraudulenta para obligarlo a vender su 13% de acciones de Papel Integral, lo que fue ordenado sin respetar los procedimientos concursales, mediante una turbia operación de “compraventa directa” que llevó a cabo el juez López Ortega, a quien definen como un delincuente.

La abogada Córdova acepta por fin ir a ver el expediente al juzgado, donde lo atiende un secretario que lo saca de paralizados y le ofrece un escritorio para revisar los documentos. El juez a cargo es alertado por otra empleada de lo que está sucediendo, de inmediato toma el teléfono y llama a un personaje siniestro que identifica como “el señor” (Mike Amigorena) para ponerlo al tanto de lo que sucede. El “señor” se comunica a través de un aparato electrónico porque está privado del habla y le encomienda a su esbirro que investigue todo acerca de la doctora Córdova, luego de recordarle al juez que le vienen pagando la tarjeta, el geriátrico de su madre y la costosa universidad de su hija.

A partir de allí se sucede una escena violenta donde el secretario del juzgado que había sido gentil le arrebata el expediente a Lucía Córdova diciendo que el juez “dice” que está “reservado”, mientras ella se resiste porque no era cierto. Al fin se retira y lo busca a Gancedo para reprocharle con insultos y gritos haberla mandado a investigar algo, sin haberle contado todo. A Lucía le resultó evidente que si “alguien” estaba detrás de una quiebra concluida, después de tantos años, es porque algo muy grave y peligroso está en el trasfondo.

Radiografía de la ficción

El papel de Federico Luppi podría representar a José Pirillo, ex dueño del diario La Razón, quien adquirió la empresa de Patricio Peralta Ramos en el año 1985. Pirillo también había sido presidente del Banco Cabildo y estuvo varios años preso por maniobras fraudulentas ligadas a ese banco como también a Jabón Federal, Alpargatas y La Razón, entre otros. Esa situación se vería reflejada en la serie cuando la socia de Lucía Córdova, Sofía, le dice: “Vos te pensás que éste es un viejito bueno, que es una víctima? atrás de esto hay mucha m…”.

La venta del diario La Razón había sido pactada en cuotas mensuales de 20 mil dólares, pero Pirillo sólo pagó la cuota inicial. Esto suscitó un conflicto entre Pirillo y los Peralta Ramos que condujo a éste último a recuperar las acciones de La Razón y continuar al mando del diario por cuatro años más. Esto no halla aún correlato en la serie de ficción.

Sin embargo, ello no altera las similitudes que se aprecian entre el concurso preventivo del diario La Expresión en la ficción y el de La Razón en la vida real.  

El concurso preventivo de La Razón fue sumamente particular. En el medio del trámite de concurso preventivo el juez a cargo del juzgado comercial n°12, Héctor Foiguel López, autorizó a vender uno de los principales activos de La Razón que eran las acciones de Papel Prensa, a través de un procedimiento de venta directa que aseguró que las compraran los socios de La Razón en Papel Prensa: Clarín y La Nación.

Sabido es que si hay algo que caracteriza al proceso concursal es que los activos sólo pueden venderse mediante procedimientos públicos, es decir, por medio de subasta o licitación pública y con gran publicidad, para convocar a múltiples oferentes a fin de alcanzar el mejor precio posible mediante una puja de los interesados. Esta forma de venta pública es la garantía que la ley establece por razones de transparencia y para proteger de los derechos de los acreedores.

En cambio, en la vida real, en el caso de La Razón sucedió todo lo contrario. El trámite se llevó a cabo con tal premura que no hubo tiempo para ningún tipo de publicidad. Los abogados convocados a prestar conformidad fueron citados a la audiencia apenas unas horas antes de su realización.

Así, a través de un procedimiento irregular y viciado que terminó con la destitución del juez Foiguel López se vendieron las acciones de La Razón en Papel Prensa mediante venta a directa a sus socios. El juez fue a parar a la calle, pero Clarín y SA La Nación salieron airosos, apropiándose de la participación accionaria de La Razón, pagando un precio irrisorio y sin competidores.

Claves del primer episodio

La situación que se suscita alrededor de la visita de Lucía Córdova al juzgado sería un punto de contacto clave. Allí, ante la desorbitada reacción del secretario que le quita violentamente el expediente por orden del juez, la abogada baraja una serie de interrogantes: ¿Cómo es posible que la venta directa de una porción minoritaria de acciones de Papel Integral ocurrida hace más de diez años pueda suscitar una reacción tan enérgica, tan desmesurada y tan ilegal a manos del juez? ¿Quién  y por qué alguien estaba tan alerta de que nadie husmeara en un tema viejo y terminado? ¿Qué cosa tan terrible podría haber detrás de ese expediente?

Estas escenas podrían anunciar lo que está por venir. La clave del primer episodio estaría en dos escenas principales. Una de ellas, cuando Lucía Córdova le aclara a José Gancedo que la búsqueda que le pide es absurda porque cualquier acción o reclamo estaría prescripto: “Gancedo, Ud. sabe que en derecho el paso del tiempo cierra toda posibilidad de acción”.

La segunda clave está en la escena donde “el señor” (Mike Amigorena) –que representaría a Héctor Magneto- le dice a su esbirro “Esto nos trae más problemas que la Ley de Medios. Se trata de Papel Integral”.

El enigma se devela solo: la decisión que toma el juez a pedido de “el señor” de impedir a Lucía Córdova ver el expediente sólo se explica si detrás de la adquisición de las acciones de Papel Integral hubiese algo tan sucio, tan intolerable a la ley y a la moral de cualquier hombre, que merezca ser escondido a la opinión pública y a la justicia.  Algo que, justamente por su gravedad, no se cierra por el paso del tiempo: hay acciones que no prescriben.

Para ver el Episodio 1° hacer click aquí.

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