Que YPF es uno de los motores fundamentales para lograr el desarrollo nacional y la empresa insignia de un futuro productivo que incluya a todos los rincones de la patria y a todos y todas los habitantes de nuestra Nación, es un concepto que no solo no entra en el diccionario cambiemista sino que es algo tan extraño para el conjunto hasta hoy gobernante que les es imposible de comprender.

Cuando YPF se privatizó durante el menemismo (no sería ocioso remarcar el rol entreguista de este gobierno justamente el día de la soberanía) se dispusieron las ventas de activos de la empresa más importante de la Argentina (al menos hasta ese momento) que se consideraban como no deseables, según las propias expresiones del elenco privatizador en cabeza de Estensoro.

Estos activos de YPF formaban parte del patrimonio nacional construidos en base al concepto de crecimiento y asociado a actividades anexas a las puramente específicas de la empresa, pero que hacían al progreso que traía YPF cuando llegaba en su tarea petrolera a los diferentes lugares del país. Es muy gráfico el término “no deseados” porque refleja lo que realmente se quería destruir, que era justamente lo que aún hoy YPF debería representar: la soberanía política, el desarrollo industrial y productivo, el crecimiento de las ciudades, y como resultado la independencia económica y la justicia social.

Entre estos activos se encontraba la flota de 16 buques tanque que transportaban, por lo que hoy conocemos como la Hidrovía, hidrocarburos desde San Lorenzo en Santa Fé hasta Barranquilla en Chaco.

No se trata de un contrato más ya que este es el corredor de transporte de hidrocarburos más importante del país que alimenta luego a toda la zona norte de la República.

Con la privatización y esa decisión de desprenderse de los “no deseados de estos 16 buques 4 fueron adquiridos por los trabajadores, quienes armaron la empresa National Shipping. Esta empresa firmó con YPF un contrato de transporte con una rebaja del 35% del valor de la tarifa con respecto al valor del mercado.

Representados por el Sindicato de Flota Petrolera e Hidrocarburífera de la Federación Marítima Portuaria de la República Argentina, se comprometieron a pagar el valor de los buques en 48 cuotas iguales y consecutivas.

La relación siguió durante muchos años con valores muy ventajosos para YPF pero la administración macrista de Gutiérrez rompió esta relación.

Durante más de 20 años este servicio se realizó con la National Shipping, pero YPF hace pocos meses lanzó una licitación para renovar el contrato.

Antes de lanzar la licitación National Shipping entregó una oferta para reducir los costos en un 40% si se le renovaba el contrato, pero YPF contestó que la oferta había llegado sobre la hora de la licitación y que no había tiempo para anularla.

En ese momento YPF flexibilizó las condiciones del pliego licitatorio para evitar reclamos judiciales futuros, pero aun así National Shipping presentó la mejor oferta en la primera vuelta de la licitación. Extrañamente, YPF llamó a una segunda vuelta de mejoramiento de oferta y allí aparece como ganadora la empresa Horamar.

Horamar propone incorporar 2 remolcadores fabricados en China y la construcción de 6 barcazas tanque en Paraguay, lo que deja al descubierto la irregularidad de la licitación adjudicando la licitación a una empresa que no tenía las embarcaciones necesarias además de no cumplir la exigencia del compre nacional más la discriminación a los oferentes locales que cotizaron con presupuestos de astilleros argentinos.

La construcción naval en Paraguay es muy precaria, las normas de seguridad son más laxas, están denunciados por trabajo infantil, sus tecnologías son obsoletas y no se ajustan a la complejidad requerida.

Hasta la fecha no se informó exactamente las causas por las que Horamar ganó la licitación. Desde el directorio de YPF se alega menor costo por beneficios impositivos. En este punto aclaremos que la adjudicación no está firme.

Ahora bien ¿quiénes son y que es Horamar?

Horamar se inició en 1978 y sus dueños eran Claudio y Carlos López. En el 2008 se fusionó con Navíos Maritime Holdings, una armadora griega con sede en Montevideo y filial en Asunción subsidiaria de US Steel (una productora de acero de origen norteamericana gerenciada por JP Morgan).

US Steel controla a varias navieras como Horamar que tiene como presidenta a Angélica Frangou una griega–americana, a Claudio López como director ejecutivo, y a su hermano Carlos como director comercial.

JP Morgan como controlante y administrador de US Steel tiene una división dedicada a esta actividad con sede en Nueva York que anteriormente estuvo en manos del operador local Luis Caputo hasta comienzos del 2015.

Horamar, con el apoyo de este controlante y su poder de lobby, logró arrasar a toda la industria naviera paraguaya.

En 2016 Horamar incorpora como director encargado de la representación pública e institucional a Pedro Eugenio Aramburu, socio del estudio de abogados lobista del hijo de Mariano Grondona y uno de los aportantes históricos a la campaña del PRO.

El sindicato y los trabajadores denuncian que este contrato es una exigencia de los socios accionistas de YPF radicados en EEUU para beneficiar a US Steel. En este marco de circunstancias cabe la razonable sospecha del involucramiento del presidente de YPF con acuerdo de empresas amigas como el fondo Southern Cross.

Como este contrato ataca a la industria naval nacional, la Cámara de la Industria Naval  pidió ir a la Oficina Anticorrupción para que investigue la licitación. Sin respuesta concreta, inició una demanda donde aparecen mails entre los directores de YPF y Horamar, lo que demuestra relación entre ellos. Esta denuncia cayó en el Juzgado N° 10 en lo Civil y Comercial de la ciudad de Buenos Aires, mientras que el sindicato pidió la ilegalidad y la nulidad de la licitación ante el Juzgado N° 63 de la ciudad de Buenos Aires, denunciando el riesgo para cientos de puestos de trabajo.
    
La licitación a todas luces incumple con la ley 27.418 de promoción de la industria naval que no permite la construcción en el extranjero sin la declaración de imposibilidad de construcción nacional declarada por la Comisión de la Industria Naval.

La concreción de este contrato posibilitará la propagación de este modo de construcción con el total de los componentes navales en Paraguay lo que además llevaría a la destrucción de la industria naval nacional.

Es llamativo el apuro de YPF por realizar esta licitación cuando el plazo e inicio de la actividad del potencial adjudicatario es el 1 de enero de 2021.

El recorrido de la coalición gobernante siempre es el mismo: aporte a sus propios negocios para concretar la destrucción de la industria nacional, ataque a las fuentes de trabajo, extranjerización de las actividades, reducción del país a una semi colonia sin desarrollo tecnológico para lograr su fin de destrucción y miseria programada.

Mar del Plata, 20 de noviembre de 2019.