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DE POLITICAS Y GESTIONES

“Les jeux sont faits”. Los juegos están hechos, dice el croupier en la ruleta cuando ya se han hecho las apuestas. La bola corre y ya nada se puede volver atrás. Algo así ha sucedido en el Municipio, Rápidamente, sin mayores preámbulos ni investigaciones y si bien no se sabe que apuestas finalmente ganarán, ya pueden asegurarse algunas pérdidas.

De pronto un cuestionamiento sobre un hecho menor, sin mayores ulterioridades legales, o cuando mucho un error que, además, no alcanzó a materializarse en hechos pues solo se limitó a “postergar” un tratamiento para decidir algo, generó un agitado movimiento político digno de mejor empleo.


Proveniente de una conocida militancia vecinal y ambientalista y largamente involucrado en la denuncia y cuestionamiento de lo actuado por la administración anterior, especialmente en dos temas: el predio de disposición final de residuos y la contaminación de las aguas costeras, como funcionario hereda la situación caótica que denunciara y, con todas las dificultades que el caso implica y nadie desconoce, comienza un proceso que inicia el arreglo de lo inarreglable.

Tropieza en su acción con lo que conocía y con lo que le quedaba por conocer. Por ejemplo, INTI mediante, se entera que la Planta de Reciclado montada en el Predio de Disposición Final no sirve, está absolutamente mal hecha (para no abundar en datos que pueden obtenerse del respectivo informe) o de las severas pujas internas en la Cooperativa de Recicladores formada por la gente que trabaja en el predio y que implican dificultades adicionales para su organización y buen trabajo. Y muchos etcéteras.

Emprende la acción y va logrando sustanciales mejoras. Algo se le puede reprochar casi de inmediato: no se maneja muy bien políticamente; parece no conocer las “reglas del juego”. Se ocupa de hacer y no de “quedar bien”. Ahonda vanidades ya heridas por su anterior actuación desde el llano y, producto de políticas genéricas que aunque no se compartan pueden ser respetadas, no cuenta con la posibilidad de denunciar lo que va encontrando, solo debe luchar por remediarlo.

Muchos problemas, mucha tarea, muchos intereses espurios, todo el muestrario de la malicia y la estupidez humana que, en la política con minúsculas, campea abiertamente.

Nadie lo obligó a meterse en ello, es cierto, y debía saber que así sería, también es cierto, pero, si de la aquilatación de los hechos y de la visión objetiva del “antes” y del “después” surgen claros avances y mejoras en condiciones muy poco favorables, si no existe la menor duda de que no estamos ante un hecho de corrupción, aún de ineficiencia en el tema específico al que fue convocado, ¿Cómo se debe juzgar un error “político” del que, además, solo puede acusárselo de “partícipe necesario” porque son muchos los imputables, por acción o por defecto? Aún entre quienes lo juzgan.

Hablábamos de “perdidas” y ya esbozamos la principal: el mensaje está dado: “…que nadie pueda creer que alcanza con hacer las cosas bien en materia de gestión, también hay que “portarse bien” y ocuparse de que las intrigas no lo vayan a encontrar desacomodado (por menor que pueda ser el desacomode), cuidarse de no herir susceptibilidades (por más necias que puedan ser), apurarse a informar oficialmente a los que tienen obligación de informarse por las suyas y que, sobretodo, generalmente ya han sido informados extraoficialmente.

Atentó contra las reglas de juego y es castigado. Lo demás, lo que le importa a la gente que solo sospecha borrosamente las existencia de “cocinas internas” no alcanza, solo puede sobrar en el país que queremos posible, en la ciudad y la política por la que intentamos luchar para que sea posible.

Ojalá que sigan apareciendo los que hagan y no se limiten a “jugar bien el juego”.

Aunque sea muy probable que sigan perdiendo… o quizás no.

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